martes, 8 de febrero de 2011

lunes, 7 de febrero de 2011

¡Saludos a todos!
Este blog esta dedicado a una de las mejores sagas de vampiros: “Vampire Academy” escrita por Richelle Mead. Aquí podréis encontrar todo acerca de VA, bueno todo lo que nosotras sabemos y estaremos muy informadas.  Bueno de todos modos si vosotros os enteráis de algo avisad, con vuestro comentarios.
Esperamos que disfruten con el blog. Y si todavía no habéis leído esta saga ¡a que estáis esperando!

Besos:

Araya y Jenny

domingo, 6 de febrero de 2011

Capítulo 9

      Capítulo 9

Otra vez turno de noche.
-¿Qué están haciendo aquí?-pregunte a un grupo de alumnos.
-Ya nos íbamos-me dijo uno de ellos, creo que era el chico que encontré el otro día en el cuarto de Mía Rinaldi.
-Ya nos contarás-dijo Ralf Sarcozy-que si lo hace bien habrá que probarla.
-Es difícil. Además el otro día te metiste con ella, así que dudo que se meta en tu cama. Jesse ha tenido suerte-dijo otro del grupo que no logré reconocer.
-No me hagan volver a repetirlo-digo con un tono más enfadado, porque lo que acabo de oír es ¿que Jesse ha quedado con Rose para…? No lo habré entendido mal
-Vale, vale tranquilo. Ya nos vamos-dijo y se giro hacia sus compañeros mientras andan hacia sus respectivas habitaciones-De todos modos tengo cosas mejores que hacer-les susurró.
Les seguí hasta que estuvieron en sus habitaciones y si hoy veía a alguno de estos fuera…
No podía dejar de pensar en lo que había oído hablar a ese grupito de chicos debía ser una broma. “Debía ser una broma” me repetía una y otra vez mientras sin darme cuenta me dirigía hasta la habitación de Rose no necesitaba mirar el papel donde tenía apuntado el número de las habitaciones y sus ocupantes porque cómo iba a olvidar donde estaba ella. Cuando llegué llamé a la puerta y no respondió nadie, pensé que estaría dormida, en ese momento abrí la puerta, no sé porque un parte de mí quería verla dormir, pero cuando la abrí no estaba allí.
-Rose no-susurré y cerré la puerta.
Me imaginaba donde podría estar, era una chica lista e iría donde nadie la podría encontrar y aquí esos lugares eran escasos.
La sala de espera en la cuarta planta que nadie usaba era mi penúltima opción, si no estaba aquí solo me quedaba un sitio más. No me iba a rendir, no iba a dejar a Rose… “A Rose, ¿qué? Es una adolescente es normal, ¿no? No es tuya Dimitri no puede esperar que  ella te sea fiel” me dijo otra vez una voz en mi interior, pero esta  vez no la oí ya que solo podía oír los latidos de mi corazón que cada vez eran más acelerados mientras me dirigía hacía esa sala.
En cuanto llegué abrí la puerta de un golpe y allí estaban, habían dado un brinco en cuanto había entrado apartándose. Me dirigí directamente hacia ese chico que la estaba tocando hace unos minutos, al pensar eso no me pude controlar y cogiéndolo por la pechera de la camisa le levantándole unos centímetros del suelo.
-¿Cuál es tu nombre?-pregunte
-Je-Jesse, señor. Jesse Zeklos, señor-tartamudeaba.
-Bien, señor Zeklos, ¿tiene usted permiso para estar en esta zona de dormitorios?-debía seguir el protocolo.
-No, señor.
-¿Conoce usted las reglas de la institución sobre las relaciones entre chicos y chicas?
 -Sí, señor.
“Pues si yo fuera usted saldría de aquí porque si no para mañana no le iba a reconocer ni su madre. Y como vuelva a verle con ella le mato. ¿Lo entiende?” me hubiera gustado decirle, pero en su lugar dije:
-En tal caso, le sugiero que salga de aquí tan rápido como pueda  antes de que se encuentre con alguien que le imponga su merecido castigo, y como vuelva a verle en algo así-dije señalando a Rose con el dedo sin mirarla-seré yo quien lo haga. Y va a dolerle. Mucho. ¿Lo ha entendido?
Jesse puso unos ojos como platos y tragó saliva, no sé cómo habría reaccionado si le llego a decir lo que pensaba.
-¡Sí, señor!-dijo tras un breve silencio.
-Entonces, váyase-fue lo último que le dije antes de soltarle.
Después de que el moroi salió corriendo me gire hacia Rose, estaba dispuesto a dejarle claro unas cuantas cosas, pero… Pero me acababa de dar cuenta de que estaba semidesnuda. No debí mirarla como la miré. Era preciosa, su cuerpo era perfecto, cada curva, cada detalle. No podía dejar de mirarla. Ella me devolvía la mirada, en ella veía excitación y entonces la deseé aún más. No sé si habría aguantado si ella no hubiera preguntado, cambiando su mirada de excitación por una que no podía descifrar:
-¿Ves algo que te gusta?
Demasiado” pensé
-Vístete-dije recuperando la compostura, ¿cómo había llegado hasta ese extremo? No podía volver a permitírmelo.
-¿Cómo me has encontrado?-preguntó tras llevar a cabo lo que le había ordenado-¿Me has seguido para asegurarte de que no me escapaba?
-Cállate-espeté, inclinándome hacia ella tanto que nuestros ojos quedaron a la misma altura- Un conserje te vio y me informó-no podía decirle: “Fui a ver si estabas en tu habitación tras oír una conversación algo peculiar entre unos morois y como no estabas me puse celoso y te he estado buscando por todos los lugares de la Academia hasta encontrarte”-¿Te haces una idea de la enorme estupidez que supone este comportamiento?-seguí cambiando de tema.
-Lo sé, lo sé, te refieres a todo el rollo ese del período de libertad vigilada, ¿no?
-No sólo eso-ni siquiera se me había ocurrido-Me refiero por encima de todo a ponerte en semejante situación.
-Me veo envuelta en líos todo el tiempo, camarada. Pues sí que le das importancia a esta tontería.
-Deja de llamarme así-camarada, ¿por qué me llamaba camarada?-Ni siquiera sabes de lo que hablas.
-Oh, sí, por supuesto. Tuve que hacer un trabajo sobre Rusia y la USSR el año pasado.
-Era la URSS, ¿vale? Y estar con una dhampir es algo importante para un moroi. Les encanta fanfarronear-no para de recordar a mi madre con mi padre.
-¿Y…?
-¿Y?- cómo era posible que no lo entendiese-¿Es que no respetas nada? Piensa en Lissa. Pareces algo barato y de poca calidad cuando te comportas así-algo así siempre quise decírselo a mi madre cuando mi padre le trataba de aquella manera-De ese modo das gasolina a toda la gente que ya piensa mal de las dhampir, y esa conducta también recae sobre ella, y sobre mí.
-Ah, ya veo. Así que de eso va la cosa, ¿no? ¿Estoy hiriendo tu enorme ego de macho? ¿Temes que vaya arruinar tu reputación?
-Yo ya me he labrado mi propia fama, Rose-intente explicarme-Fijé mis reglas y me atengo a ellas desde hace mucho. Queda por ver qué haces tú con las tuyas. Ahora, regresa a la habitación, si es que logras no lanzarte encima de otro más-no pensaba que Rose fuera así y si seguía aquí no sabía que haría lo que había hecho enfadar como hace mucho que no lo hacía.
-¿Ésa es una forma sutil de llamarme puta?
-He oído las historias que te gusta contar y también las que corren sobre ti.
Veía que su interior está muy, pero que muy enfadada, quería pegarme, pero se dominaba y parecía que lo que le había dicho la había afectado porque cuando dijo lo siguiente estaba conteniendo las lágrimas:
-¿Por qué es tan malo… divertirse? No sé, ya sabes tengo diecisiete años. Debería poder pasármelo bien-“Es una adolescente es normal, ¿no?” recordé las palabras de mi vos interior.
-Sí, diecisiete años, pero en menos de doce meses tendrás la vida de una persona en tus manos. Podrías divertirte si fueras humana o moroi. Entonces podrías hacer las mismas cosas que ellos-no sabía si estaba respondiendo a mi vos interior o a Rose.
-Pero dices que no puedo.
-Conocí a Ivan Zeklos cuando tenía tu edad-dije recordando mi pasado-Nos hicimos amigos, aunque no se parecía en nada al vínculo existente entre tú y Lissa, por lo cual él me pidió como guardián cuando me gradué. Yo era el mejor de mi colegio y prestaba mucha atención en clase, a todo, pero al final no fue suficiente. Así es como funciona esta vida. Un desliz, la menor distracción y… -suspiré- Y ya es demasiado tarde.
-Jesse es un Zeklos-dijo Rose. Yo ya me había dado cuenta.
-Lo sé.
-¿Es eso lo que te molesta? ¿Te recuerda a Ivan?
-No importa lo que sintamos ni tú ni yo ni nadie-dije a pesar de que me hacía daño saber que era verdad.
-Pero te molesta-la verdad es que el hacía lo mismo con las chicas dhampir. Siempre me molestó, pero hoy fue diferente-Te duele a diario, ¿verdad? Le echas de menos.
¿Cómo sabía eso? Yo no sé lo había dicho. Dios, cada vez me gustaba más me entendía sin la necesidad de hablar, tenía razón, pero…
-No importa cómo me sienta. Ellos tienen prioridad. Nosotros los protegemos.
Hubo un largo silencio antes de que volviese a hablar.
-Me dijiste que querías luchar, luchar de verdad. ¿Sigue siendo cierto?
-Sí, totalmente-dijo de manera automática.
-Puedo enseñarte, Rose, pero he de creer que pones empeño, que te dedicas a ello de verdad. No quiero que te distraigan este tipo de cosas- y con la mano señale la sala- ¿Puedo confiar en ti?
-Sí, te lo prometo-tardo un poco más que antes en responder, pero sabía que era sincera.
-De acuerdo, te adiestraré, pero has de fortalecerte, es preciso, por mucho que odies correr, lo sé, pero es necesario. No te haces ni idea de cómo son lo strigois. Aquí intentan prepararte, pero no vas a imaginarte su fuerza ni su velocidad hasta que no los hayas visto en acción. Por eso, no dejes el entrenamiento ni las carreras. Vamos a necesitar más entrenamiento si de verdad quieres pelear. No voy a dejarte mucho tiempo para los deberes ni para nada más. Vas a terminar cansada. Y mucho.
Y además así estará conmigo más tiempo” pensé “Dimitri no pienses eso” me regañe a mí mismo.
-No importa. Si me dices que lo haga, lo haré-dijo muy segura.
La miré a la cara durante un rato y su expresión segura y seria no cambio, estaba decidida, eso era bueno.
-Comenzaremos mañana-dije mientras salía.

A la media hora más o menso fui a su habitación abrí la puerta y ahí estaba, dormida. Era preciosa y yo la entrenaría para que fuese peligrosa, no quería que nadie la hiciera daño y la forma más segura de mantenerla a salvo era enseñarla a defenderse.
Estuve observándola durante un rato más, después cerré despacio la puerta para no despertarla y seguí con la guardia.

Capítulo 8

      Capítulo 8
-No te preocupes, yo me encargo-me dijo Alberta cuando le conté esa misma tarde que necesitaba ver lo expedientes de los alumnos. Alberta y yo ya nos habíamos hecho buenos compañeros, y eso tenía sus ventajas porque no me pregunto cuál era el motivo de mi petición.
-Gracias-dije, pero ella no me escucho pues ya se había ido.
No sabía qué hacer mientras esperaba, y mil y una dudas se arremolinaban en mi cabeza, me sentía nervioso, ansioso. Necesitaba paz y tranquilidad y el único lugar  que me hacía sentir así era la iglesia, así que decidí esperar allí.
El viento frio que corría de camino a la iglesia me recordó mucho a Siberia. La verdad es que Montana tenía un clima bastante  parecido al del lugar donde me crie. A veces era como volver a casa y cuando en esos momentos veía a Rose pensaba qué pasaría si conociera a mi familia. Una sonrisa se dibujó en mi cara al pensar en mi abuela, estaba seguro que le haría pasar algún tipo de prueba para saber si era “digna para mí” como diría ella. “Eso nunca ocurrirá Dimitri, Rose no se interesa por ti y nunca lo hará así que ni pienses que algún día estaréis juntos porque eso además de imposible es…, por amor de Dios tan solo es un niña” dijo una voz en mi interior, cada vez la odiaba más, porque sabía que tenía razón, pero que mal hay en imaginarlo “lo malo es que: ¿A quién protegerías si tuvieses que decidir entre la princesa Vasilissa Dragomir, tu moroi, o Rosemarie Hathaway, una dhampir?” No tenía respuesta a esa pregunta se suponía que debía proteger a la princesa, pero Rose…
En ese momento entre a la iglesia  y como esperaba no había nadie. Según me senté, en el mismo lugar de la última vez, oí entrar a otra persona. Yo me aparte un poco para que no pudiese verme, al menos que me buscase, quería estar solo no quería que nadie me preguntara qué hacía allí o por qué.
Cuando pasó por donde yo estaba pude ver que se trataba de una moroi de unos 17 años, de pelo largo rubio y al girarse dirigiéndose al ático vi eso ojos verdes jade, tan característicos de los Dragomir, se trataba de la princesa Vasilissa. ¿Qué estaba haciendo aquí? Algo me decía que no iba a rezar, en su rostro veía esperanza y nerviosismo, como si esperase encontrar a alguien allí arriba.
Subí tras ella hasta la capilla
-Llegas tarde-dijo una chico moroi de pelo negro y revuelto y ojos azules. Se trataba de Cristian Ozera, sobrino de Nathasa Ozera una gran amiga mía. La familia Ozera era una de las doce familias reales, pero tras una terrible tragedia, la conversión voluntaria de los padres de Cristian en strigoi y la muerte de estos en manos de unos guardianes tras intentar convertir a Thasa, esta familia no estaba muy bien vista entre el resto de la gente de nuestro mundo. Hasta entre la propia familia se intentaba apartar tanto a Thasa como a su sobrino, como intentando limpiar una mancha.
Además había oído un rumor en la Academia decía que Cristian pronto seguiría los pasos de sus padres-Te espero desde hace un buen rato.
Lissa tomó una de las sillas desvencijadas y le limpió el polvo.
-Supuse que estarías liado con la directora Kirova.
El sacudió la cabeza.
-No demasiado. Me han castigado una semana y sanseacabó. Nada de lo que sea difícil escabullirse-movió las manos a su alrededor-Como puedes ver por ti misma.
-Me sorprende que no te hayan castigado más tiempo.
-¿Decepcionada?
-¡Le has prendido fuego a una persona!-¿qué?
-No, no lo hice. ¿Viste que rozara una sola chispa?-ya veo que Thasa le ha enseñado bien.
-Estaba envuelto en llamas.
-Las tuve bajo control todo el rato, las mantuve lejos de él.
Lissa suspiró.
-No deberías haberlo hecho.
Abandonó su posición lánguida y se enderezó para luego ponerse de pie e inclinarse sobre ella.
–Lo hice por ti.
Creo que debería irme. Lissa no me necesitaba e interrumpir ni siquiera se me ocurrió. Desde que conozco a la princesa nunca la he visto tan bien como en ese momento.
-¿Le atacaste por mi causa?
-Toma, claro-dijo Cristian mientras me iba-Os lo estaba haciendo pasar mal a ti y a Rose-“¿a Rose?” pensé cuando de forma automática me giré otra vez hacia ellos-Ella le estaba plantando cara como Dios manda, supongo, pero imaginé que no le vendría mal una ayudita. Además, esto va a cerrarles el pico a todos sobre el tema del zorro.
Me volví a girar para irme al darme cuenta que Rose sabía defenderse sola como había dicho Ozera. No tenía de que preocuparme, no debía preocuparme.
Cuando salí uno de los guardianes se acerco a mí y me dijo:
-Guardián Belikov. Alberta le está esperando en su oficina-tras decir esto ambos fuimos en esa dirección.


Al entrar vi a Alberta de pie tras una mesa parecida a la del despacho de la directora, pero mucho más vieja. Todo estaba impecable, arreglado con eficiencia militar.
-Dimitri toma-dijo dándome un papel-Usa esto y podrás entrar. No lo pierdas.
-Gracias Alberta. ¿Podría hacerte una pregunta?
-Sabes que sí.
-¿Qué ha pasado hoy en la clase de “Comportamiento y fisiología animal”?
-Nada importante. Cristian Ozera prendió fuego a Ralf Sarcozy,-¿Ralf Sarcozy? Ese moroi, me lo encuentro por todas partes-pero no te preocupes no sufrió ningún daño. Supongo que fue otra broma.
-Sí, supongo-tras un leve silencio me encaminé hacía la puerta de la oficina, pero antes de salir-Gracias de nuevo-digo mostrándole el papel.

Según salí de su oficina me dirigí a la sala de ordenadores. Me senté en uno de ellos y desdoble el papel que me había dado Alberta. Lo primero que aparecía era el nombre de una página web”www.academiastvladimir.es” me introduje en la pagina y me pedía una contraseña, mire el papel y ponía “1º 34Er56y” la puse y se abrió cliqueé en la entrada donde aparecía escrito: “Expedientes”. Me pedía una segunda contraseña volví al papel “2º 7fOhEh6” la escribí y solo vi dos casilleros vacios en uno se suponía que tenía que introducir el año del expediente que quería encontrar y el segundo si el alumno era moroi o dhampir.
Puse el año que correspondía a Rose y claro está dhampir. Antes de nada tuve que escribir una tercera contraseña sí que se toman enserio la seguridad. Tras esto aparecieron todos los compañeros de Rose. Iba a buscar directamente el expediente de Rose, pero al ver “Ashford, Mason” me entró curiosidad y cliqueé.
Alumno: Ashford, Mason
1º infracción
El señor Ashford andando a horas indebidas por la Academia.
2º infracción
Ha sido participe en una pelea en la cual uno de sus compañeros a salido levemente herido.
3ºinfracción
Se le ha encontrado en el campus según el tomado el aire con una de sus compañeras, Rosemarie Hathaway, cuando debía estar en sus clases.

4ºinfracción
El señor Ashford andando a horas indebidas por la Academia por segunda vez.
Tras una ojeada rápida a las primeras hojas me di cuenta que Rose estaba con él en casi todas las infracciones. Además parece ser que andaba mucho por las noches pues le habían pillado en muchas ocasiones.
Las infracciones del tipo 56º se repetían mucho y eso no me gustaba nada.
56º infracción
Se ha encontrado en habitación de una de sus compañeras, Rosemarie Hathaway, cuando debía estar el su cuarto, según él solo estaban pasando un buen rato, ella ante este comentario se rió y dijo y cito textualmente: “Eso lo tendré que decidir yo, ¿no crees?”.
Tras está infracción pude observar que el número de infracciones disminuyeron mucho, supuse que fue cuando Rose y Lissa se escaparon. Y la última es:
60º infracción
Ha sido participe en una fiesta con bebidas alcohólicas de por medio. Además esta fiesta tuvo lugar en la habitación de este.
Tras este vistazo al expediente de Mason supuse que entre él y Rose había algo más que una amistad. Decidí dejar de pensar en eso, dentro de pocas horas tendría que empezar mi turno de vigilancia por la Academia. Así que busque a “Hathaway, Rosemarie”.
Alumno: Hathaway, Rosemarie
1º infracción
La señorita Hathaway andando a horas indebidas por la Academia.
2º infracción
Se le ha encontrado en el campus según el tomado el aire con uno de sus compañeros, Mason Ashford, cuando debía estar en sus clases.
Como supuse había muchas semejanzas entre este expediente y el de Ashford. Pero a diferencia del de este, el de Rose en un principio eran infracciones sin importancia como que saliera de noche o se escapase en las horas de clase, pero luego empezaban las infracciones que se trataban de peleas o enfrentamientos. Me imaginé que fue después del accidente.
40º infracción
Ha herido levemente a uno de sus compañeros morois.
45º infracción
Ha sido participe en una pelea en la cual uno de sus compañeros a salido levemente herido.
Pero las infracciones del tipo 56º(nº en el expediente anterior) se repiten las mismas veces que en el expediente anterior, pero esta vez había de otro tipo. Se podía decir que Rose se “encontraba” con varios compañeros. Pero no sé porque supuse que solo jugaba con ellos que no llegaba nunca a…
60º infracción
Se la ha encontrado en el cuarto de la limpieza con uno de sus compañeros, el cual no mencionaremos para preservar su anonimato, en una pose indebida. Ella afirma:”No estábamos haciendo nada, pero pensar lo que queráis”.
Entre los últimos se encontraba lo ocurrido antes de que se escaparan.
70º infracción
Se le acusa de dañar la propiedad de la Academia.
71º infracción
La señorita Hathaway ha huido de la Academia, se cree que llevaba consigo a la princesa Vasilissa Dragomir.
Apague el ordenador tras releer el expediente de Rose esperando haberme saltado algo, pero no fue así y ya era la hora de mi vigilancia así que me guardé la hoja con las contraseñas en el bolsillo de mí guardapolvo y salí. Estuve casi toda la tarde allí y no había sacado nada en claro, había sido una pérdida de tiempo.

Dragomir, Rhea

Rhea Dragomir

Rhea Dragomir es la esposa de Eric Dragomir y madre de Vasilissa y André Dragomir.

Su elemento es el fuego, por esa estraña razón nunca le habían gustado emasiado las envarcacines y el agua en general.


Frase: “No confíes en la ignorancia”

Capítulo 7


      Capítulo 7
Antes de llegar al edificio vimos a la princesa llorando. Rose se paró rápidamente y yo me posicione cerca de ellas mirando alrededor por si había algún peligro.
 -¿Qué va mal? ¿Qué te ha pasado? –le preguntó Rose a Vasilissa, la cual se arrojó a sus brazos mientras seguía llorando. Ella la estuvo consolando diciéndola que todo iba a ir bien, fuera lo que fuese que hubiese pasado.
Una media hora más tarde, estábamos todos en el interior de la habitación de la princesa con otros tres guardianes, la Sra. Kirova, y la encargada del pabellón. Natalie Dashkov, la compañera de habitación, se abrió camino entre la multitud que se amotinaba en la entrada del cuarto. Cuando lo descubrió él porque tanta gente estaba allí, se detuvo con un chillido. Al igual que había pasado con el resto de personas que habían visto la cama de Vasilissa su cara mostro impresión y repugnancia. Había un zorro en la almohada, de pelo rojizo anaranjado, matizado de blanco, podría a ver sido un animal doméstico. Si descartabas el hecho de que le habían destrozado la garganta. El interior era de color rosado y como gelatinoso. La sangre manchaba su piel suave y se había derramado hasta bajar por la colcha amarilla, formando un charco oscuro que se extendía por la tela. Los ojos de la criatura miraban hacia arriba, vidriosos, con una especie de expresión sorprendida en ellos.
El rostro de Rose dejaba en evidencia que sentía náuseas, pero estuve muy orgulloso de como intentaba no mostrarlas y seguía mirando hacia a la cama. Y el de la princesa Vasilissa era más pálido de lo habitual, mientras dio unos pasos hacía el animal y extendía la mano, quería… ¿curarlo? Pero antes de que pudiese acercarse demasiado Rose le cogió de la mano y la apartó.
-Todavía estaba vivo cuando llegué-susurró la princesa-casi, oh, Dios mío, aún se retorcía. Debe de haber sufrido tanto…
-Pero ¿tú no…?-dijo Rose mientras hacía un gran esfuerzo por no vomitar.
-No. Quería hacerlo…empecé a...
-Entonces olvídalo- dijo Rose, con brusquedad-Es una estupidez. Una broma estúpida de alguien. Lo limpiaran todo, y probablemente te darán una habitación nueva si quieres.
-Rose te recuerdas... aquella vez...
-Déjalo ya- interrumpió Rose -Olvídalo. No es lo mismo.
-¿Y si alguien lo vio? ¿Y si alguien sabe…?
 -No, no es lo mismo, no tiene nada que ver con aquello, ¿me oyes?-tanto yo como Natalie mirábamos a estas amigas intentando comprender de qué estaban hablando-Va a ir bien. Todo va a ir bien.
-Que limpien todo eso-le ordenó Kirova a la encargada -Y averigua si alguien ha visto algo.
La encargada se dio cuenta de que Rose se encontraba allí y me ordenó que la llevará fuera. El camino fue bastante tranquilo teniendo en cuenta que casi la tengo que sacar arrastras porque quería quedarse con su amiga, y hablando de la princesa tenía que investigar quién había hecho eso y no tenía ninguna pista, pero sabía que Rose sí, por la conversación que habían tenido en la habitación.
-Tú sabes algo sobre lo que ha pasado. ¿Era a esto a lo que te referías cuando dijiste a la directora Kirova que Lissa estaba en peligro?-dije cuando casi habíamos llegado.
-Yo no sé nada. Solo es una broma estúpida.
-¿Tienes alguna sospecha de quien puede haberlo hecho? ¿O por qué?
-No-dijo tras un rato en silencio-Ninguna pista.
-Rose, si sabes algo, dímelo. Estamos del mismo lado. Ambos queremos protegerla. Esto es serio.
-Ah, sí, claro que es serio-dijo enfadada al darse la vuelta-De lo más serio. ¡Me tienes dando vueltas todo el tiempo cuando debería estar aprendiendo a luchar y a defenderla! Si quieres ayudarla, entonces, ¡enséñame algo! ¡Enséñame a luchar! Ya sé de sobra cómo huir-ya me había dado cuenta con anterioridad lo ansiosa que se encontraba Rose, ella realmente quería aprenderlo todo rápidamente, y tras lo que acaba de pasar sé sentía impotente. No me sorprendió que volcase su ira sobre mí, lo espera.
-Vamos, llegas tarde a las prácticas-le dije simplemente.
Cuando regresé a la habitación la princesa y su compañera se habían marchado, supongo que a sus clases, pero Alberta y la directora aún estaban allí.
- ¿Alguna idea de quién pudo haberlo hecho?-le preguntó la Sra. Kirova a Alberta.
-Debe haber sido una broma de mal gusto porque nadie ajeno a la Academia ha podido entrar sin que les viera los guardianes. Lo mataron en la cama porque no hay marcas que implique que movieron el cuerpo del animal- dijo Alberta mirando el cadáver del zorro.
-Guardián Belikov-dijo la Sra. Kirova se percató de mi presencia -¿Usted ha visto algo fuera de lo normal durante estos últimos días? ¿Sospecha de alguien en particular?
 -No. Como dijo la guardiana Petrov habrá sido una broma de mal gusto-respondí secamente, ¿a caso sospechaba qué podía ser Rose?
- Creo que sería bueno que nos lleváramos a este zorro a algún lugar donde pueda descansar en paz-sugirió Alberta-, y también creo que debería informar a los guardianes para que estén atentos. Esto no puede volver a repetirse.
-Me parece excelente y espero que así sea-dijo la Sra. Kirova retirándose.
-Iré a dar aviso a los guardianes-me dijo Alberta -, pronto Tamara traerá a alguien que limpie. Mientras puedes examinar a ver si encuentras algo.
Miré el cuarto, no veía nada sospechoso ni que pudiera llevarme al culpable. No me podía imaginar a ninguno de estos estudiantes cortándole la garganta a sangre fría a este pobre animal. En ese momento me fije en el corte y pude ver que era impreciso ninguno de los novicios que estudiaban aquí lo harían así, entonces… debe de haber sido un moroi, ¿y qué moroi podría entrar en la habitación de la princesa Vasilissa sin ser sospechosos?
Varias piezas de un rompecabezas que me parecía imposible de resolver parecieron encajar en este momento, algo me decía que me estaba a cercando al secreto que ocultaban Rose y Lissa. Ella sabía que su amiga estaba en problemas, por eso se escaparon. No había sido la mejor idea, corrían más peligro fuera de la academia que dentro, pero si Rose pensase que lo que quería dañar a su amiga se encontraba dentro es normal que creyese que estaría mejor fuera. ¿Pero cómo supo que había algo en la academia que quería acabar con Lissa?
Puede ser que le atacará primero a ella. Esa idea no me gusto. Me dolió pensar que Rose había sedo herida cuando es a Lissa a quién buscaban. “Eso es lo que siempre ocurre Dimitri, es guardiana” me dijo una voz en mi interior. Y tenía razón, Rose protegería a la princesa con su vida si hiciera falta, y esa conexión que tienen entre ellas le ayudará, estaban muy unidas me recordaban a St. Vladimir y Anna Shadow-Kiss.
Una idea se me ocurrió una idea que igual me resolvería el por qué Rose necesitaba saber que significada de Shadow-Kiss. Bueno ahora no podía ocuparme de eso debía investigar lo que había ocurrido en esta habitación.
Y Rose sabía algo, estaba seguro, ¿por qué no confiaba en mi? “Despierta Dimitri. Ella nunca confiará en ti, tú eres su mentor. Para ella, tú estás de parte de los malos.” Me volvió a decir esa voz en mi cabeza.
¿Qué estaba haciendo? Por lo visto apartar lo que sentía por ella iba a ser más difícil de lo que pensaba, pero no me rendiría.
-Disculpe-una señora bajita que traía utensilios de limpieza se acerco a mí-Necesito limpiar este desastre.
-Está bien, no se preocupe. Yo ya me iba- le respondí.
- Uff... es espantoso. Los niños y sus bromas. Llevo años trabajando en esto -comenzó a parlotear-Cada año son peores. No lo comprendería si recién estuviese comenzando, pero con el tiempo una se acaba acostumbrando…
-Sí, el tiempo ayuda bastante le respondí intentando terminar con la conversación y me fui, recordando un frase que solía repetir mucho mi abuela siempre decía que hay que conocer el pasado para entender el presente y imaginar el futuro.
-Conocer el pasado para entender el presente…-susurre
El pasado. Sea lo que sea que hizo que Rose averiguase que algo iba detrás de Lissa se encontraba allí, en el pasado. Todas mis pistas. Todas las piezas faltantes estaban atascadas en el pasado, pero ¿en qué parte del pasado las encuentro?
Pero yo hace poco que había llegado a la Academia y no sabía nada sobre Rose antes de mi llegada, bueno miento, corría muchos rumores sobre ella, pero solo eran eso rumores y yo busca hechos. Así que había llegado la hora de revisar el expediente de Rose.

Capítulo 6

      Capítulo 6
Trascurrieron un par de semanas después de esto y por mucho que lo intentase no lograba olvidarlo, no lograba olvidar mis sentimientos hacia ella, hacía Rose. A parte de eso mis días en la Academia fueron mejorando, ya sabía dónde se encontraban las cosas y no me perdía tan a menudo, a diferencia de los primeros días en los cuales tuve que recurrir a Alberta en más de una ocasión.
Ahora me encontraba de vigilancia, era de noche para los morois y los estudiantes debían estar en sus habitaciones durmiendo. Bajo estas circunstancias es cuando son más vulnerables, pero no me encargo de protegerles de strigois, la Academia se encarga de eso ya que tiene una protección mágica, si no que hago de niñera, mi trabajo es vigilar que los estudiantes estén en sus respectivas habitación y no andando por los pasillos. Y esto último pasaba muy a menudo, ya he tenido que llevar a más de uno al despacho de la directora. Y esa noche no sería diferente.
No tarde mucho en encontrarme un polizón fuera de su cuarto, parecía dirigirse donde se encontraban las habitaciones de las estudiantes femeninas. Me acerque un poco más para ver si podía reconocerle y así lo hice, se trataba de Ralf Sarcozy, al parecer le gustada escaparse en horario nocturno, ya que le había perdonado dos escapadas, pero este moroi no se iba a librar  una tercera vez.
 - Señor Sarcozy, - le dije al chico, el cual se giro con miedo- ¿tiene usted algún permiso especial para andar rondando en esta parte de la academia a estas horas?
- N... no, señor.
- Entonces, ¿por qué se encuentra fuera de su cuarto?
- Yo... no estaba haciendo nada... se lo prometo.
- Escúcheme bien señor Sarcozy, será mejor que en este mismo momento usted se vaya a su cuarto y mañana temprano deberá presentarse en la oficina de la Sra. Kirova. Y más vale que se presente o me encargaré yo de su castigo, ¿le ha quedado claro?
-Es muy injusto, yo no he hecho nada. Además sólo ha sido una vez.
- Vuelva a su habitación y mañana le estaré esperando con la directora.
Ralf se encaminó hacia donde se encontraría su habitación
-Esto es injusto-seguía murmurando- Y todo por culpa de Mía.
¿Mía? ¿Se refería  a Mía Rinaldi la chica con la que tienen tantos problemas Rose y la princesa?
Después de cerciorarme que Ralf se encontraba en su habitación, me pasé por “casualidad” por el cuarto de Mía Rinaldi, para cerciorarme de que se encontraba allí. Tenía una hoja que indicaba los cuartos de cada alumno, el nº27 era el que correspondía a está estudiante.
Cuando la encontré acerque mi oído para escuchar atentamente si había alguien despierto. Pude escuchar un ruido parecido al que hace un niño pequeño al saltar en la cama y algunos gemidos ahogados. Sonreí al pensar en lo que me disponía a hacer, pero antes de llamar a la puerta mi rostro volvía a estar serio,  eso es lo que me habían enseñado y lo que yo tenía que enseñar a Rose.
-¿Quién es?-pregunto una voz femenina sofocada.
-Soy el guardián Belikov. ¿Puedo pasar?
-¡No!-dijo mientras cuchicheaba con la otra persona que se encontraba en el cuarto
-¿Hay alguien con usted?
-¡No!-mentía.
- Las estudiantes se quejan que hay mucho ruido proveniente de este cuarto, ¿seguro se encuentra bien?
-¡Sí!
-¿Puedo entrar ahora?-digo moviendo el picaporte de la puerta
-¡Espere!-oigo algo parecido a escóndete-Ya-responde ahora más relajada.
-Señorita Rinaldi, disculpe las molestias, pero sus compañeras se preguntan él porque de tanto ruido.
-Yo no he escuchado nada-dice mirando hacía su armario de manera  obsesiva, así que ahí se ha escondido.
-Hoy ya he tenido que mandar a uno de los alumnos a la oficina de la directora por encontrarse despierto a estas horas y fuera de su habitación-digo mientras me acerco al armario.
-Estoy en mi habitación-dijo con un tono muy seguro.
-Cierto, pero no está dormida-no me respondió-Bueno ahora me iré de aquí y espero que se acueste ‘sola’, señorita Rinaldi.
Entonces salí de la habitación y me escondí cerca para  ver quién era el chico que estaba en el armario. A los pocos minutos vi a Mía sacar la cabeza y mirar a ver si había alguien y después salió corriendo un chico, estaba casi seguro que se trataba de un miembro de la familia real Zeklos. Bueno si lo volvía a encontrar se lo preguntaría antes de enviarle ante la directora.


Esa misma mañana me encaminé hacía la biblioteca St. Vladimir. Casi toda ella eran largas hileras de estanterías de madera que llegaban hasta el techo, pero había una zona en la que había algunas mesas para los estudiantes. Las puertas que daban a este lugar están construidas de vidrio trasparente, y al cruzarlas se encontraba la Srta. Dittrich, la bibliotecaria, que era un moroi que pasaba la mayor parte del tiempo leyendo y pidiendo a los estudiantes que guardasen silencio. Yo la saludé y me dirigí a la zona que tan bien conocía pues la había visitado en durante los últimos días para buscar información sobre Anna Shadow-Kiss, la zona de libros religiosos. La primera vez me sorprendí al ver la cantidad de documentos dedicados a St. Vladimir y también la cantidad de ediciones de cada una. Pero ahora solo quedaba una fechaba en el año 1873, era muy vieja y se estaba desarmando, sus hojas eran de un tono amarillento, pero aún se podía leer. Escogí las fechadas en esa fecha porque eran las más antiguas y seguramente podría entregarme más datos que en otras versiones que pudieron haber cambiado por la traducción y/o también por las alteraciones que sufren a través del tiempo.
Tras leerlo y tomar mis últimas notas lo devolví a su lugar.
 Mientras me encaminaba hacía el gimnasio releí los datos que había ido reuniendo:
1. Decían que San Vladimir estaba poseído por el Espíritu.
2. Curaba a los enfermos con el solo tacto de su mano.
3. La fecha de su nacimiento no está clara.
4. Él y su guardiana Ana Shadow-Kiss mantenían una estrecha relación.
5. El apellido de Ana no era Shadow-Kiss, pero el siempre la apodo así.
6. Una vez Ana tuvo un accidente en el cual casi muere. Tras esto San Vladimir parecía desecho.
7. Se decía que Ana no sobreviviría, pero se cree que el poder de San Vladimir la curo.
8. Después del accidente Ana y San Vladimir estuvieron mucho más unidos que antes.
9. Después de que Ana se recuperará San Vladimir comenzó a actuar de forma extraña, pero con el tiempo volvió a ser el de antes.
10. Tras la muerte de San Vladimir, Anna se suicido.
Esto es lo que había conseguido tras dos semanas de investigación, después de eso no había sacado más hechos concretos, pero probablemente debía revisar un poco en la estantería de historia, algún libro sobre San Vladimir debía haber, o sobre la vida en el siglo XVII, porque seguramente San Vladimir debió haber vivido por esos tiempos, ya que en la Biblia escrita en 1873 San Vladimir ya estaba muerto.
Ya sé, probablemente debía investigar más sobre Ana Shadow-Kiss, pero no había nada sobre Ana, por lo que San Vladimir era mi único medio de acercamiento a ella.
Mientras investigaba en más de una ocasión me he preguntado, ¿por qué  lo hacía?, ¿por qué investigaba esto?, ¿por qué me interesaba tanto? Y siempre llegaba a la misma respuesta por Rose, porque a Rose le interesaba. No debería estar ayudando en su investigación, ni siquiera pensaba decirle si encontraba algo, simplemente lo hacía porque ella lo hacía. Quería saber que era lo que la angustiaba. Porque me importaba en lo que se estaba metiendo por un hecho diferente al de ser su mentor, si fuese por eso hace un mucho que habría informado a Kirova. Pero no. Aquí estaba yo intentando saber que era lo que tenía tan preocupada a Rose. ¿Por qué?, porque había algo en ella que me agradaba, que me gustaba y mucho. Y ese algo me estaba haciendo cometer estupideces como está.
Además si Rose se llegase a enterar lo que empezaba a sentir por ella  muy probablemente me odiaría, no querría volver a verme y yo no podría soportarlo. Decidido. A partir de ese momento dejaría de investigar  a pesar de que la curiosidad por saber me mataría.
Llegué al gimnasio un poco antes de que empezara el entrenamiento, de hoy en adelante intentaría mostrarme más distante, no me dejaría llevar por estas locas emociones que se arremolinaban en mi interior, ya no era un adolescente.
Me senté en una colchoneta y volví a leer un libro llamado Louis L'amour, donde guarde mis notas.  Hoy no había olvidado traer mi reproductor de CD, estaba muy contento por haber encontrado mis discos, especialmente uno de Prince, que mi madre escuchaba una y otra vez cuando era pequeño. Había momentos en los que sentía nostalgia y me gustaba recordar mi tiempo en Siberia, a mi familia.
Al poco rato sentí los pasos de Rose acercándose, en ese momento cuando sonaba “When Doves Cry”.
-Vaya, Dimitri- dijo, tirando su mochila en el suelo –Ya me doy cuenta de que ahora debe de ser un existo en Europa del Este, pero ¿no te parece que podríamos escuchar algo que no se hubiera grabado antes de que yo naciera?
 Apenas me moví, recuerda Dimitri se distante-¿Y qué más te da? El único que la va escuchar soy yo, tú vas a estar fuera corriendo.
Hizo una mueca y comenzó con sus ejercicios de entrenamiento-Eh. ¿Y de qué sirve tanto correr, de todas formas?-pregunto-Quiero decir, me doy cuenta de la necesidad de mejorar mi resistencia y todo eso, pero ¿no deberíamos estar ya haciendo algún ejercicio con golpes? Me están dando una auténtica paliza en el grupo de prácticas-es cierto, pero ha mejorando mucho en muy poco tiempo.
-Quizá deberías golpear más fuerte-respondí.
-Lo digo en serio.
-Pues es difícil ver la diferencia-baje el libro, pero no me moví-Mi trabajo consiste en prepararte para defender a la princesa y la luchar contra las criaturas oscuras, ¿no?
-Sí.
-Así que respóndeme: supón que consigues secuestrarla de nuevo y llevarla a un centro comercial. Mientras estáis allí, se te acerca un strigoi. ¿Qué harías?
 -Depende de la tienda en la que estuviéramos-La miré fijamente a esos ojos castaños, pero esta vez no me iban a despistar, nada en ella me distraería. Además qué es eso de “Depende de la tienda en la que estuviéramos “, ¿hablaba en serio?-Vale. Le clavaría una estaca.
 Me senté en la colchoneta-¿Ah, sí?-por favor, dime que sabes hacerlo mejor-¿Tienes una estaca de plata? ¿Sabes usarla?
Aparto lo ojos de mí y eso me hizo sentir vacio, ‘no Dimitri no’ me dije a mí mismo.  
-Bueno, también le puedo cortar la cabeza.
-Salvando el hecho de que no tienes un arma capaz de hacer eso, ¿cómo vas a compensar el que probablemente sea treinta centímetros más alto que tú?-Se incorporó, parecía irritada. Vamos, la respuesta era muy obvia.
-Bien, pues le prendería fuego.
-Otra vez te pregunto lo mismo: ¿con qué?
-Vale, me rindo. Tu ya tienes la respuesta, simplemente te estás quedando conmigo. Estoy en el centro comercial y veo un strigoi, ¿qué es lo que debo hacer?
No puede ser –Echa a corre- le respondí y podía ver en sus ojos que si hubiese podido me hubiese tirado algo.
Cuando termino los ejercicios de estiramiento me ofrecí para correr con ella. Ya le había hecho correr en reiteradas ocasiones, pero esta vez era diferente porque ahora sabía por qué lo hacía.
-¡Estás en buena forma, Rose!-un chico saludó a Rose, ella le sonrió, era Mason. Una oleada de rabia y disgusto me recorrió. Celos. No, yo no podía sentir celos.
-Estás disminuyendo el ritmo-dije, con una dureza que no acostumbrada a usar con Rose-¿Esté es el motivo por el cual no rebajas tus marcas con más rapidez? ¿Te distraes con tanta facilidad?
Tras decir estás palabras Rose incremento el ritmo, aunque se notaba que le costaba. Dimos doce vueltas y había superado su marca en 2 minutos.
-¿No está mal, eh?-dijo mientras nos dirigíamos al interior para hacer lo estiramientos de relajación-Tiene pinta de que podría escapar de los strigois antes de que me cogieran en el centro comercial. No estoy segura de cómo le irá a Lissa.
-Si ella estuviera contigo, estaría bien-ella me miró sorprendida, una parte de mí gritaba que era incorrecto, otra parte decía que un mentor podía elogiar a su alumna de vez en cuando.
Entonces algo extraño paso. La mirada de Rose cambio por completo, su rostro expresaba dolor, como si algo le hubiese golpeado. Pero ella se encontraba perfectamente. Entonces antes incluso que volviera en sí empezó a correr. Yo la seguí. Preocupado por Rose, preguntando que le pasaba, hasta que recordé que esa mirada la había visto otras veces… ¡Lissa!

Capítulo 5

      Capítulo 5
Ese domingo en la mañana, antes que se acabará mi turno, me encontré con la directora de la academia, la Sra. Kirova.
- ¿Qué tal le está pareciendo su estancia en la Academia, guardián Belikov?-dijo la Sra. Kirova apenas me vio. Me pregunté que se estaba trayendo entre manos, ella nunca se había mostrado tan amable conmigo.
- Bastante bien, me he adaptado a la perfección -Le respondí cortésmente.
- Me alegro mucho, ya he podido darme cuenta que está haciendo un gran trabajo aquí, en la Academia. Si quiere puede tomarse un descanso, además hoy es domingo, día del Señor. ¿Usted va a la iglesia?
- Sí, cuando estaba en Rusia iba bastante, pero…
- ¡Perfecto! - exclamó interrumpiéndome - Hoy, al igual que cada domingo hay misa. Si quiere puede ir-estaba muy seguro de que eso no era una sugerencia si no una orden. De todos modos estará bien, iré a la iglesia, ya que ese es un lugar que por algún extraño motivo siempre me ha hecho sentirme bien, en paz y hacía mucho que no iba.
- Me parece una excelente idea - le dije.
- Muy bien, supongo que ya sabe donde se encuentra la Iglesia, dese prisa la misa debe estar por comenzar.
Camine hasta la Iglesia, estaba algo curioso por saber a qué se debía la oferta de la Sra. Kirova. Pero una vez que entre a la Iglesia comprendí a que se debía todo esto. La princesa Dragomir estaba sentada en una de las filas de  enfrente, pero ella no era quien me preocupaba. Intenté mantener mi rostro inexpresivo al saber que su acompañante era nada más y nada menos que Rose Hathaway. Busque un asiento bastante lejos y oculto en las sombras, aunque de todas formas sabía que de una u otra manera ella me vería y quizá pensase que la estaba siguiendo.
Dudaba que Rose fuese creyente y menos del tipo de devotos que van a misa porque si no podía mantenerse tranquila mientras un profesor daba la clase, dudaba que pudiese mantenerse quieta durante lo que durará el sermón. Aunque probablemente sólo era una excusa para poder reunirse con Vasilissa y encontrar algo de libertad, pero al parecer su plan no le había salido como ella esperaba. De algún modo la Sra. Kirova lo había descubierto y, por supuesto, debía enviarme a mí a vigilarla y ahora, en cuanto la misa acabase yo debería ir a su oficina e informarle la situación.
-Seguir el camino de Dios nunca es fácil-decía el sacerdote, no le prestaba demasiada atención-, incluso el Santo Vladimir, el santo patrón de la escuela, pasó tiempos difíciles. Estaba tan poseído por el espíritu que la que la gente a menudo se arremolinada a su alrededor cautivada, tan sólo para escucharle o estar en su presencia. Su espíritu era tan grande que, según dicen los viejos escritos, podía curar a los enfermos, pero a pesar de estos dones, mucha gente no le respetaba y se burlaba de él, alegando que estaba equivocado y confundido.

Buena definición de loco: equivocado y confundido, la verdad es que no escuche mucho más de lo que el sacerdote decía tenía que vigilar a Rose sin que ella se diese cuenta. Buen plan Sra. Kirova.
Entonces vi como Rose levantaba la cabeza con brusquedad cuando el sacerdote dijo:
-... y así fue como Anna Shadow-Kiss, bendecida por las sombras.-me pregunté la razón.
Al terminar la misa Rose se levanto y tras dedicarle a la princesa unas palabras que no logré oír se dirigió a la parte delantera de la iglesia, donde se encontraba el sacerdote hablando con una chica moroi de pelo negro y ojos verdes, Natalie Dashkov. Yo me escondí en un lugar cercado desde pudiese oír, pero ellos no pudiesen verme.
-Hola, Rose, me alegra mucho verte de nuevo-saludo el padre impresionado de verla.
-Ah, sí… A mí también-contestó- Le he oído hablar sobre Anna, sobre que había sido ‘bendecida por las sombras’. ¿Qué quiere decir eso?
 El padre frunció el ceño, de forma pensativa -No estoy seguro del todo. Vivió hace demasiado tiempo y entonces era normal referirse a la gente por títulos alusivos a alguno de sus rasgos. Probablemente se lo atribuirían para hacerla sonar más terrible-desde donde me encontraba no lograba ver el rostro de Rose, es decir, no podía saber si se había contentado con esa respuesta, pero algo me decía que no.
-Ah, vale. ¿Y quién era ella?-pregunto.
-Lo he mencionado un montón de veces-muy típico de Rose no escuchar. Anna era la guardiana de St. Vladimir.
Antes de irse el sacerdote le dio a Rose un libro sobre Los Santos Morois. El significado de Shadow-Kiss no lo conocía y debía averiguarlo porque tenía la sensación que tenía algo que ver con esas dos amigas. Pero eso debía esperar, la directora probablemente me esperaba para que le notificará si Rose se había comportado.
 -Guardián Belikov –dijo alegremente Kirova– Lo esperaba. Dígame ¿qué tal le fue en misa?
-Muy bien- intenté parecer cortés.
- Me alegro, ¿la Srta. Hathaway se encontraba allí?
- Sí-esta vez mi tonó fue más duro- Supongo que fue ese el motivo de su invitación.
-Muy observador. No me fio de Rose probablemente este tramando otra forma de huir.
-¿Cree que sería capaz?
-Sí, estoy segura de ello. Sé que sería una gran guardiana, pero no puedo tolerar ese comportamiento por su parte-no dije nada y ella volvió al tema principal-¿Notó algo anormal?
-Absolutamente nada- solo el hecho de que después de la misa ella quiso tener una charla con el sacerdote, pero yo no iba a decirle eso a Kirova. No ahora, hasta que estuviera seguro de que era eso que quería averiguar Rose-Estuvo muy atenta durante toda la misa.
- Ah. Perfecto- dijo algo sorprendida, sin saber que decir, supuse que esperaba otra respuesta por mi parte- De todas formas, me gustaría que siguiera asistiendo a la iglesia, si no es molestia-otra orden.
-Por supuesto. ¿Eso es todo?
-Sí, ya puede retirarse.
Me despedí con una leve inclinación de cabeza y salí de su despacho.
Según salí del despacho:
-¿Sabes lo último?-oí que preguntaba un novicio a otro.
-¿Qué?-pregunta el compañero intrigado.
-Pues que el guardián de Abby Badica-Xander- va a dimitir.
-¿Por qué haría eso?
-Para casarse.
-Venga ya.
-Patético, a que sí.
No escuche nada más me dirigí a mi habitación a descansar, pero mientras lo hacía pensaba en lo que acababa de escuchar, me imagine a mí y a Rose y una sonrisa se dibujo en mi rostro que borré casi al momento de darme cuenta en lo que estaba pensando una pareja era una distracción que no me podía permitir, no podía ser y  menos con Rose.
Al pensar en Rose recordé lo ocurrido en la iglesia, Anna Shadow-Kiss, ¿qué significaba? Suponía que en la biblioteca o habría mucha información respecto a su significado y ni siquiera tenía una biblia para comenzar mi investigación. Sabía que tenía algo que ver con ella, con Rose, debía descubrir el que, pero ahora tenía que descansar.
Tras dar un largo rato dando vueltas a este asunto me quedé dormido:
Ahí estaba Rose como siempre, corriendo como le había ordenado que hiciese. Pero de repente se acerca a mí y me dice:
-¿Bailas?-no entendía su proposición, pero tras un parpadeó me di cuenta que llevaba un vestido negro con el que me dejaba sin palabras.
-Tienes que entrenar-dije intentando disuadirla.
-El entrenamiento ya acabado-y entonces el gimnasio se convirtió en una de las zonas comunes.
-Pero no hay música.
-Sí-dijo y empecé a escuchar una canción lenta, no la conocía.
-No debo-digo bajando la mirada, para intentar reordenar mis pensamientos.
Entonces oigo una sonrisa
-No te preocupes, aquí no hay reglas, es un sueño, es tu sueño. Disfrútalo.
Entonces me levanto nos ponemos a bailar me siento feliz a su lado. Tras un rato ella acerca hasta dejar su rostro a casi cinco centímetros de distancia.
-Roza…-susurro mirando sus labios, cuanto deseo besarla.
-Hazlo-dijo ella tan segura de sí misma, como siempre. Pero al ver que yo seguía quieto poniéndose de puntillas reduciendo cada vez más la distancia que nos separaba y está casi se había desaparecido cuando...
Me desperté.